Bueno les contare...

Todo comenzó con un frasco, un pequeño procesador de alimentos casero y la búsqueda de ingredientes de la mejor calidad. Mi pasión por la salud y mi adoración por las nueces, me llevaron a hacer un sin fin de pruebas para lograr el sabor y la textura de la crema de almendras perfecta. Una fuente de grasas buenas que saciara mi antojo de algo dulce sin culpas y me proporcionara al mismo tiempo todas las bondades de las llamadas oleaginosas.

En aquel entonces la guardaba celosamente y solo la compartía con quien sabia que la valoraría tanto como yo. Hasta que una de esas personas la compartió con otra y esa otra se la recomendó a una más. Y un buen día recibí una llamada preguntándome cuanto cuesta el frasco de crema de almendras. Sin saber muy bien que contestar, me lancé a la aventura de abrirle las puertas de mi cocina y con ello de mi corazón a quien quisiera probar mi atesorada crema. Después llegaron más sabores, mas productos, el nombre de Semillas de mi Tierra, bazares, puntos de venta, procesadores nuevos, en fin... Con la escencia de ese primer frasco, trabajo cada día para llevar a su mesa un producto de la mejor calidad. Hecho con mis propias manos y con todo mi cariño.